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Cuidar El Cambio Para Cuidar Navarra

Por Olga Risueño, Iñigo Rudi y Edurne Eguino, portavocía de Batzarre

 

 

No sabemos si la preocupación está llegando ya a la ciudadanía progresista Navarra, pero desde luego estamos convencidas que, de seguir por este camino, terminará llegando más pronto que tarde.

 

En lo últimos meses estamos asistiendo a un rosario de discrepancias y conflictos públicos entre las diferentes fuerzas que apoyamos el cambio, pero especialmente entre los dos socios principales del Gobierno, esto es, PSN y GeroaBai.

 

Unos conflictos que parecían en un inicio meros elementos “tacticistas” encaminados a diferenciarse los unos de los otros para cuidar las respectivas “parroquias electorales”, pero que hoy empiezan a aparecer como un serio problema que pone en riesgo los importantes avances sociales que se vienen impulsando desde que en el año 2015, acabó la hegemonía de casi 30 años de gobiernos de derechas en Navarra.

 

Si en el año 2015 fue crucial el 15M y la irrupción de Podemos para que el llamado “cuatripartito” lográramos la mayoría para gobernar, en el 2019 fueron claves para mantener un gobierno de cambio, tanto el giro histórico de PSN a favor de pactar con el resto de fuerzas progresistas y de izquierdas y con el nacionalismo moderado, como la consolidación del final de ETA y una actitud facilitadora por parte de Bildu.

 

Y desde luego, a nuestro juicio, por más que sigue siendo necesario ir mucho más allá en muchos aspectos de ámbito social, ambiental o feminista, por poner solo algunos ejemplos, lo cierto es que, en lo realmente importante, los resultados de las políticas del cambio, estos están siendo claramente positivos desde una lógica de avance social y económico, de respeto a la pluralidad de Navarra, de políticas progresistas en aspectos como el medio ambiente, las políticas feministas, LGTBI, memoria histórica y democrática, y un largo etc.

 

En estos años, hemos tenido que afrontar tanto los efectos de la anterior crisis económica, como los provocados por la pandemia y ahora por la guerra. Y sin embargo, la respuesta no tiene nada que ver con la lógica de la derecha cuyas políticas padecimos en aquel entonces; políticas de despilfarro primero y políticas de fuertes recortes sociales después. En estos años, Navarra ha sido la comunidad que ha liderado el crecimiento en inversión social en Sanidad, Educación y Derechos Sociales en España, a la par que ha impulsado, como decíamos, un bueno número de leyes y políticas de progreso y convivencia.

 

Como no puede ser de otra forma, en una comunidad tan plural políticamente como la nuestra, el cambio político ha venido precedido de mucho diálogo y negociación y requiere, igualmente, de mucho diálogo y negociación para que en su día a día logre avanzar. Hay que cuidar el cambio, para cuidar Navarra.

 

En ese sentido, vemos con preocupación, pues está en la base de la desconfianza creciente, que las dos fuerzas con más responsabilidad de gobierno, estén habitualmente tomando decisiones de manera unilateral o escasamente consensuadas con las y los socios, o pactando cuestiones sensibles y con rango de ley, es decir, de obligado cumplimiento, con la derecha. La famosa “geometría variable”, si se convierte en norma, termina siendo el principio del fin de una acción de gobierno plural que requiere de confianza y lealtad, a la par que respeto a dicha pluralidad.

 

No se trata de echar más fuego, pero antes de que sea irreversible, es preciso instar a PSN y GeroaBai a que se sienten a dialogar y reconduzcan esta situación.

 

Viendo las posiciones públicas y la lógica política medida en términos de capacidad de poner en marcha los respectivos programas políticos, dudo que ninguna de las partes vea como un horizonte deseable la ruptura de las alianzas entre las fuerzas de izquierdas y el nacionalismo en pro de políticas progresistas. Para GeroaBai sería prácticamente olvidarse de gobernar en Navarra durante años, por no decir décadas, y en el caso del PSN, sería perder el liderazgo del gobierno y volver a una situación de inferioridad respecto a un gobierno de la derecha o con la derecha. Ni siquiera la opción de una UPN dividida en dos hace pensar que UPN tenga menos votos que PSN y que sean, a su vez, suficientes para aupar al PSN a la presidencia del Gobierno, pues muy probablemente dependerían de lo que quede más a la derecha, incluida la extrema derecha. Si a eso le sumamos la clara división en bloques a nivel Estatal, frente a cierta retórica recurrente, la lógica política hace casi imposible que “PSN vuelva a las andadas”.

 

Todas las fuerzas progresistas, deberíamos ser conscientes de lo delicado del momento político. Hoy no estamos en tiempos de movilización social progresista como fue el 15M, si no más bien en un tiempo de “reacción” a menudo para ganancia de la extrema derecha, que está siendo hábil en recoger parte del descontento que generan situaciones como la pandemia, o ahora las derivadas de la guerra en Ucrania. Y en estas circunstancias, aspectos tan importantes como nuestro sistema de bienestar social, nuestro autogobierno y nuestras libertades, están puestas en cuestión si esas fuerzas reaccionarias llegan al poder en España y/o en Navarra. Por todo ello, las fuerzas progresistas tenemos el deber de buscar el máximo entendimiento desde la pluralidad, y seguir impulsando políticas que atiendan a lo que de verdad importa, a los problemas reales de la ciudanía. Es la mejor manera de evitar la vuelta, siquiera en parte, a otros tiempos oscuros, y de seguir avanzando hacia una Navarra más próspera, justa y sostenible.

 

 

Artículo de opinión publicado en Diario de Noticias, La Voz de la Ribera