Derechos sociales

Una salida justa y solidaria a la crisis sanitaria-económica y social

  • Si ya de por si vivíamos en sociedades con altos niveles de desigualdad y focos importantes de pobreza, la fuerte crisis económica junto a las políticas neoliberales aplicadas mayoritariamente en el ámbito europeo desde la crisis del 2008, provocaron un incremento exponencial de la pobreza y la desigualdad social, además de duros recortes sociales en las políticas del Estado de Bienestar, esto es, Salud, Educación, Dependencia, Servicios Sociales, y un largo etc.
  • En el caso de España y de Navarra, pese a la importante recuperación del empleo desde el año 2014, la crisis, las sucesivas reformas laborales y determinados cambios en el modelo económico, produjeron una importante dualización del mercado de trabajo en el que una parte importante de las y los trabajadores padecen una alta temporalidad, jornadas parciales no deseadas, precariedad, malos salarios y un largo etc. Todo ello introduce en amplias capas sociales niveles muy fuertes de incertidumbre ante el presente y el futuro. Además hace que, a diferencia de otras épocas, haya cobrado fuerza la llamada pobreza laboral, es decir, que tengamos a un sector importante de personas que pese a tener trabajo no salen de la pobreza por la mala calidad del mismo.
  • Ante esta situación, para Batzarre la defensa de la mejora de las condiciones laborales de las y los trabajadores y el refuerzo de las políticas del Estados de Bienestar, esto es, la mejora de la Sanidad pública, la educación pública, la atención a la dependencia y los derechos sociales en general, han sido siempre una de sus principales señas de identidad ideológica y programática.
  • Durante estos últimos años en Navarra, gracias a la mejora económica y al cambio político iniciado en 2015 del que hemos sido parte, ha sido posible revertir una parte importante de los recortes sociales, especialmente en las áreas de Derechos Sociales, Sanidad y Educación.
  • Antes de la nueva crisis sanitaria y social provocada por la pandemia de la Covid-19, podíamos afirmar que Navarra contaba con un importante grado de desarrollo y bienestar social en términos comparativos con otras zonas de España y a nivel global. Así y todo, persistían en nuestra sociedad importantes niveles de desempleo, precariedad, pobreza y desigualdad social, además de crecientes necesidades de personas en situación de dependencia, discapacidad o enfermedad mental. Una pobreza y desigualdad con rostro de mujer, de niño/a y joven, y de persona de origen extranjero.
  • Y en este contexto en que todavía no nos habíamos recuperado del todo de la anterior crisis económica y social, ha irrumpido la pandemia mundial de la Covid-19, con un fortísimo impacto tanto social, laboral y sanitario, además de provocar miles de fallecimientos especialmente entre la población mayor más vulnerable. Una crisis que ha puesto de manifiesto las carencias del Sistema Sanitario tras los años de recortes de las derechas (especialmente en el ámbito de la Salud Pública), así como la fragilidad del sistema de servicios sociales y de atención a la dependencia. Y todo ello, pese al importante esfuerzo que venimos haciendo en Navarra por parte de los Gobiernos progresistas y de izquierdas de 2015 y 2019.
  • Igualmente, la crisis de la Covid-19, ha vuelto a provocar un importante incremento del desempleo, con su correlato de más precariedad, pobreza y desigualdad, y con especial incidencia en los sectores sociales más precarios como la juventud, la inmigración y las mujeres.
  • Afortunadamente, frente a las políticas de recortes, déficit cero y el llamado “austericidio” con que se afrontó la anterior crisis de 2008, en Europa, España y Navarra, con todas sus carencias, se está apostando desde los Gobiernos progresistas por políticas de ayudas a los países más afectados y, en nuestro caso, por políticas que eviten al máximo recortes sociales y apuesten por fortalecer los sectores que se han demostrado más esenciales si cabe como son la Sanidad pública, la educación pública y los servicios sociales-atención a la dependencia.
  • Ante esta situación, una fuerza política como Batzarre tenemos que pelear y abogar por una salida más social de esta nueva crisis económica, social y sanitaria, donde se haga efectivo el eslogan de “no dejar a nadie atrás”. Una salida social, solidaria y sostenible para todas y todos. De todo ello, vemos fundamental poner el acento en las siguientes cuestiones:
    • Es esencial seguir peleando a nivel social y sindical por una mejora en las condiciones laborales y salariales de las personas y la creación de empleo de calidad para todas y todos, que corrija las desigualdades que hoy padecen con especial virulencia la juventud, la inmigración y las mujeres además de otros colectivos desfavorecidos.
    • Igualmente, hay que reforzar la Sanidad pública universal, la educación pública y los derechos sociales, como verdaderos garantes de la igualdad de oportunidades y de una sociedad justa, cohesionada y que no deja a nadie atrás. Si antes de la pandemia ya era fundamental, hoy se ha demostrado que sin ello, se pone en cuestión la propia supervivencia de las personas.
    • Y unido a lo anterior, es esencial que España y Navarra avancen de manera exponencial en todo lo relacionado con la conciliación de la vida personal, familiar y laboral. Si antes de la pandemia las carencias eran enormes, hoy son clamorosas y están afectando de manera muy dura al empleo y la calidad de vida de las familias y, en especial, a las mujeres y los niños/as.
    • Es igualmente central una política de vivienda social ambiciosa pues la escasez y carestía de la vivienda es un uno de los principales problemas sociales que padecemos y que impide una vida digna a muchas familias además de dificultar la emancipación de la gente joven.
    • La alta esperanza de vida de la sociedad navarra es un gran logro colectivo, pero entraña un importante reto. El envejecimiento de la población también supone un incremento de las situaciones de soledad no deseada y dependencia/discapacidad que debemos afrontar en el futuro inmediato con importantes inversiones de recursos públicos y que tiene su correlato positivo de generación de empleo.
    • En este sentido, la crisis de la Covid-19 ha puesto de manifiesto que pese a los importantes avances de los últimos años impulsados por la consejería de Derechos Sociales en Navarra, sigue siendo esencial reforzar el sistema público de atención a las personas mayores, dependientes y con discapacidad o enfermedad mental. Avanzar más y más rápido en un nuevo modelo de atención residencial centrado en la persona, donde se refuerce mucho más todos los aspectos socio sanitarios y de prevención para la salud, donde se apueste por los servicios de proximidad y en el domicilio (que generan más empleo y previenen mejor eventuales pandemias sanitarias), y donde lo público tenga mucha más fortaleza y control sobre el conjunto del sistema.
    • Finalmente, no podemos abstraernos de que vivimos en una sociedad global. Hoy casi 100.000 navarros y navarras son de origen extranjero, un 14,5% de la población, una realidad creciente que irá a más en el futuro dadas las exiguas tasas de natalidad española y las necesidades que tiene el mercado laboral. Sin duda la inmigración tiene muchos aspectos positivos en materia económica y de empleo, de sostenimiento del sistema de pensiones y de nuestro nivel de desarrollo, además de enriquecer culturalmente nuestra sociedad. En todo caso, entraña también retos importantes tanto en el terreno de la convivencia intercultural y religiosa y, especialmente, en el terreno de la inclusión social. Hoy la inmigración es el sector de la población que concentra los mayores niveles de desempleo, pobreza y desigualdad. Garantizar una adecuada convivencia y una igualdad de oportunidades real, especialmente para las segundas y terceras generaciones, es uno de los retos más difíciles y necesarios que tenemos.