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Nuestro total apoyo a un gobierno progresista y de izquierdas. Por Patricia Abad, Olga Risueño e Iñigo Rudi, portavocía de Batzarre.

 

La mejor dieta para un político es comerse sus propias palabras”

Winston Churchill

 

A partir del no acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos tras las elecciones del 28-A, el empeño del PSOE se centró en conquistar a la “mayoría cautelosa” que según la estrategia de Iván Redondo, jefe de gabinete de Pedro Sánchez, iba a alcanzar una mayoría suficiente para gobernar en solitario a partir del 10-N.  

 

Una apuesta fracasada que no sólo no ha resuelto nada, sino que ha dificultado aun más la urgente necesidad de llegar a acuerdos para hacer frente a las demandas sociales paralizadas por la carencia de un gobierno progresista.

La inútil, irresponsable e innecesaria convocatoria electoral ha traído como consecuencia que ninguno de los tres partidos haya alcanzado sus objetivos; además del cansancio, desafección y cabreo del electorado, materializado en el aumento de la abstención -hasta 6 puntos porcentuales (2,2 millones de votos) en relación a las elecciones de 28 de Abril.

    • El PSOE pierde 727.772 votos y 3 diputados. Sánchez puede presidir un gobierno, pero con menos autoridad y más complicación.
    • Unidas Podemos pierde 642.744 votos y 7 diputados. Tiene un grupo importante de 35 parlamentarios/as, pero persiste la tendencia de retroceso.
    • Más País junto a Compromís obtiene 554.066 y 3 diputados, muy lejos del objetivo de obtener grupo parlamentario.

 

Aunque la adversidad es mayor que hace 6 meses, la responsabilidad de darle una salida progresista a la situación era aun más importante y urgente.

 

Ante la disyuntiva de elegir el carril de la izquierda o la derecha  y pese a presiones externas -financieras y mediáticas-, y de su propio partido -con Felipe González a la cabeza-, Sánchez ha mirado acertadamente a su izquierda:

    • Haciendo frente a la desazón, la desconfianza y el descrédito que se generó en importantes sectores ante su incapacidad para llegar a un acuerdo.
    • Ante una derecha envalentonada y crecida, y la desaparición del centro político.
    • Sabedor de que estábamos ante la última oportunidad, ya que unas nuevas elecciones habría sido el suicidio del conjunto de las izquierdas.

 

Lo que no fue posible en Abril se ha hecho realidad en Noviembre. La firma del preacuerdo del día 12 ha generado un gran entusiasmo en las gentes progresistas y de izquierdas.

Es un primer paso importante al que deberán seguirle otros que no estarán exentos de dificultades.

    • El actual preacuerdo firmado, que es más bien un catálogo incompleto de intenciones, – no hay mención, por ejemplo, a la inmigración – deberá dar paso a un programa de gobierno progresista y de izquierdas que garantice la reversión de todas las políticas de recortes y avance en la igualdad y en la mejora de las condiciones de vida de los sectores más desfavorecidos, estableciendo además los mecanismos que garanticen su cumplimiento.
    • Que gobierne una coalición es un gran reto, por la magnitud de los asuntos que es necesario abordad; la reflexión conjunta, el debate colectivo, y la capacidad para aceptar y superar diferencias, serán claves para proyectar una imagen constructiva y positiva del nuevo gobierno
    • Será necesario sumar los votos que permitan garantizar un gobierno estable, que logre la aprobación de los presupuestos y la realización de las políticas que se desprendan del programa acordado. Habrá que tender puentes y buscar lugares de encuentro, donde hoy hay distancia y confrontación.
    • Hay un debate abierto en los partidos a la izquierda del PSOE: hay quienes consideran que es imprescindible formar parte del Consejo de Ministros y Ministras y hay quienes entienden que estando fuera tienen las manos libres para exigir al PSOE y denunciar los posibles incumplimientos. En cualquier caso, lo que contará es si a lo largo de la legislatura se alcanzan las expectativas de cambio anunciadas y para ello los colectivos sociales, sindicatos y partidos de izquierda deberán mantener la tensión reivindicativa y movilizadora, porque más allá de las proclamas y las buenas palabras, la gente tendrá que percibir en la práctica los cambios reales que se necesitan.

 

Por todo lo que venimos diciendo, debe ser un esfuerzo del conjunto de los colectivos sociales y políticos de la izquierda facilitar y apoyar con todos nuestros recursos la gestación y el nacimiento de este  gobierno que puede abrir una etapa en España que sirva para afrontar de verdad los problemas territoriales y garantizar los derechos sociales a los sectores más desfavorecidos.

 

Si las cosas van en buena dirección puede ser también un referente y una punta de lanza para darle la vuelta a esta Europa gobernada en su mayoría por partidos y coaliciones que han hecho de la austeridad y los recortes sociales su bandera durante más de una década.

 

 

 

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