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Presupuestos: fortalecer el sistema público de salud

Por Mariví Mateo y Ana Arillo.

Las autoras escriben en nombre de la Asociación para la Defensa de Salud Pública de Navarra ADSPN/Nafarroako Osasun Publikoaren Aldeko Elkartea-NOPAE

 

 

Propugnamos que el escenario presupuestario comporte un 6,5% del PIB en gasto sanitario público. Es decir, que el presupuesto global del Departamento de Salud para 2022 alcance la cifra de 1.397.943.073 de euros.

 

A pesar de todas las declaraciones públicas de diferentes responsables del Departamento de Salud en el sentido de priorizar y fortalecer el Sistema Público de Salud, su infrafinanciación es histórica. La crisis de la covid no ha hecho sino mostrar y agudizar todas las debilidades y e insuficiencias que se han venido denunciando desde las organizaciones defensoras de un sistema público de salud fuerte y eficiente.

 

Consideramos importante insistir en que el presupuesto «ordinario» no contemple los gastos extraordinarios originados por la pandemia, que son intensivos y puntuales. En 2021 se publicitó un crecimiento del 7,9%, pero si descontamos las partidas que se destinan al covid, el crecimiento respecto al año 2020 es realmente del 1,2%.

 

Tampoco procede incluir en el presupuesto ordinario planteado las partidas que están financiadas con los fondos europeos, cuya función no es sustituir una insuficiente financiación estructural. Es preciso consolidar unos presupuestos coherentes y sostenibles, financiados por los impuestos ordinarios.

 

Los fondos REACT-UE se han enfocado mayoritariamente a gastos de inversiones y las necesidades del sistema van mucho más allá de las inversiones.

 

Tan importante como definir el marco presupuestario global y una financiación suficiente, es redefinir las prioridades y adecuarlas a las necesidades que el sistema de atención en salud necesita, que proponemos giren en los siguientes cinco ejes:

 

1.Incrementar notablemente la financiación de la Atención Primaria (AP). Planteamos que se alcance el 18% del total del gasto. Una gran parte se debería dirigir a la contratación de personal, para hacer los centros de salud accesibles, incrementando la atención presencial e incorporando instrumentos, incentivos y modos de gestión para aumentar la capacidad resolutiva. Es preciso potenciar la Atención Domiciliaria, e impulsar la atención a la comunidad y la promoción de salud, riesgos laborales o colectivos en situación de especial vulnerabilidad. Urge definir el trabajo y el rol de la AP como soporte al trabajo de los centros sociales residenciales. Redefinir el papel del personal administrativo, crear un nuevo perfil con nuevas capacidades y competencias.

 

Estimamos fundamental el desarrollo de un modelo territorial basado en distritos que refuerce las competencias de la Atención Comunitaria, reordene la atención continuada y urgente, y apoye una mejor integración sociosanitaria.

 

El desarrollo de los distritos debe acompañarse de una mayor integración y desarrollo de servicios de salud pública (SP) en AP, con la implantación progresiva de equipos multidisciplinares que sirvan de apoyo y mejoren la capacidad resolutiva de la AP; la mejora de la equidad territorial reforzando las competencias de SP y comunitaria, salud laboral, etcétera.

 

Es necesario incrementar el presupuesto destinado a los servicios de SP, para impulsar políticas de promoción y prevención de salud, alcanzando el 2,5% del presupuesto global, excluido el gasto en vacunas, y priorizando planes para luchar contra la desigualdad cuyas consecuencias en Salud han sido puestas claramente en evidencia con la pandemia.

Se hace necesario el desarrollar e implantar un plan para incentivar y fomentar las actividades de formación, tanto de grado como posgrado, reconociendo y planificando tiempos específicos para estas actividades así como desarrollar un plan de infraestructuras e inversiones.

 

2. De gran importancia es el acometer un cambio radical del modelo hospitalario, cuyo presupuesto (excluida la farmacia) no debería superar el 47% del presupuesto total de gastos ya que tiene un peso excesivo y sus partidas siguen creciendo de forma continua.

 

Es necesaria una reforma tendente a su humanización e integración, repensando el modelo vigente de sus servicios médicos, orientándolos a la creación de equipos multidisciplinarios responsables de ofrecer servicios integrados y continuados durante todo el ciclo de la enfermedad. Serían requisitos necesarios para la adaptación las habitaciones individuales, el incremento de los cuidados al final de la vida en domicilio con soporte generalizado de cuidados paliativos o mejoras en las infraestructuras de atención al parto y puerperio.

Igualmente se trata de contemplar la adecuación de los recursos humanos a las importantes reducciones de actividad que se han producido en el ámbito hospitalario (Urgencias, consultas, ingresos, etcétera), y liberar los fondos asignados a prestaciones catalogadas por autoridades y sociedades científicas como las de «No hacer».

 

3. Control del excesivo gasto farmacéutico. Proponemos que se desarrollen acciones que limiten el gasto total destinado a la compra de productos farmacéuticos, a un 20% del total del gasto del Departamento. Se propone el desarrollo de programas especiales de seguimiento a las áreas de Oncología y Salud Mental (SM).

 

El gasto en conciertos no debería superar el 5% del presupuesto total definiendo un calendario horizonte de publificación de prestaciones. Los nuevos servicios que se implanten se deberían realizar mediante contrataciones directas de profesionales y no mediante acuerdos, conciertos, o convenios. A lo largo de esta crisis hemos visto cómo sistemáticamente se han estado derivando pacientes a centros privados, a pesar de que había recursos públicos disponibles.

Los conciertos y convenios únicamente se deberían poder realizar con entidades sin ánimo de lucro, que garanticen una atención sanitaria de calidad y con las mismas garantías que las ofrecidas dentro del sistema sanitario público.

 

4. Es muy importante garantizar el presupuesto necesario para la organización de la red de SM, desarrollando un modelo de atención comunitaria, que incluya atención domiciliaria, intervención en crisis y atención no programada. La atención en SM está fuertemente medicalizada y con importantes problemas para dar una atención equitativa a grupos vulnerables. Debería apoyarse en el primer nivel de AP de salud y social.

 

La pandemia de covid-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de aumentar los recursos y de reorientar la red de SM. Es preciso desarrollar los servicios públicos en recursos de atención en larga estancia, atención a las adicciones, control de los conciertos y actividades externalizadas a instituciones y asociaciones que se desarrollan en el ámbito de la SM; definir e implantar un plan para el control de las indicaciones y dispensación de ansiolíticos y antidepresivos.

 

5. Por último, se propone destinar el 0,5% del presupuesto para formación e investigación. El control y prevención de las próximas epidemias, infecciosas o no, pasan por el incremento de la testimonial inversión actual en investigación. No se puede dejar la formación en manos de la industria que la orienta a la prescripción o utilización de tecnologías que requieren ser auditadas previamente por profesionales del sistema público.

 

Implantar políticas para el desarrollo de proyectos de investigación en AP y definir una política de incentivos para la incorporación y reconocimiento de los y las profesionales en la formación pregrado y postgrado, tutorías y/o disponibilidad de tiempo.

 

 

Artículo aparecido en Diario de Noticias