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Retos para Villava-Atarrabia. Por Rubén Onéca y Nerea Urroz

Cumplimos cien días como concejales en el Ayuntamiento de Villava-Atarrabia. En unos momentos de especial cambio y de necesidades sociales importantes, constatamos que las personas más desfavorecidas deben sentir el apoyo incondicional y eficaz de este Ayuntamiento que, limitado en su actuar, ha de hacerlo especialmente ante los problemas que acarrean un desahucio, el pago del comedor escolar, la pobreza energética, el acceso a servicios públicos o a la hora de alcanzar una cesta básica a través del banco de alimentos local.

 

Quienes hoy día colaboramos en Izquierda-Ezkerra somos gente sensible con esta problemática y, conscientes de esta situación, no permanecemos observantes ni pasivos. Somos gente que venimos del tejido asociativo de nuestro pueblo, con la costumbre de trabajar con valor y valores, sin más ambición que hacer frente a las peores consecuencias de la crisis, acostumbrados a la pelea de fondo y con muchas ganas de repensar Villava.

 

Es por eso que, a nuestro entender, tenemos un buen diagnóstico de los problemas de aquí y la suficiente convicción de tener buenas ideas para problemas acuciantes como el paro, lo que han de ser unos buenos servicios sociales, el medio ambiente, la tercera edad, el urbanismo, la juventud, la educación, la gestión cultural, ideas que contrastaremos con la gente.

 

Ni que decir que la memoria, el compromiso con las personas damnificadas por la crisis, las familias desahuciadas, los ejes sociales, la pluralidad, el euskera, la ecología, el feminismo… han de ser valores que seguiremos cultivando como lo hemos venido haciendo hasta ahora.

 

Creemos importante renovar la cultura participativa, presentar cauces democráticos e innovadores que potencien su eficacia y pluralidad. En este sentido, creemos que la gestión compartida de las políticas sociales en áreas definidas como estratégicas ha de ser sustancial. Por ejemplo, en asuntos tan sensibles para Villava como la gestión del río, la política de vivienda o el centro de mayores.

 

En todo caso, nos quedan cuatro años para repensar Villava, un reto continuo para actuar en lo social y en lo institucional, para que este Ayuntamiento se adecue a las necesidades y demandas de la gente, para que sea respetuoso con los DDHH y la pluralidad que existe en nuestro pueblo y, sobre todo, para colocar los cimientos de la Villava-Atarrabia que todos y todas queremos.