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TAV, TAP, … TREN. Por Iosu Pardo

Posiblemente, si hacemos una encuesta y preguntamos a los navarros si quieren el tren de alta velocidad, la mayoría daría una respuesta afirmativa. Si, previamente, les informamos que el billete va a costar un 40 por ciento más para ahorrar menos de media hora en el trayecto Pamplona-Madrid, ya habría menos respuestas afirmativas. Si el encuestado es de la merindad de Olite y le informamos de que esos trenes no paran en Tafalla e incluso la estación de Tafalla puede desaparecer, seguramente su respuesta es que no quiere saber nada del TAV. Si el encuestado es de la merindad de Tudela y le informamos que también su trayecto a Pamplona se va a encarecer, seguro que más de uno deja de querer el TAV y nos dirá: somos los que pagamos  peaje por viajar en coche y ahora también por el tren? Lo mismo nos dirá un ciudadano de Altsasu.

 

Hasta ahora, los argumentos a favor de esta infraestructura son de dos tipos: unos de tipo eslogan (es el progreso, es la modernidad, todos lo quieren, es el futuro…) y otros con más fundamento (la actual infraestructura es obsoleta, se reducen los tiempos y, además, lo paga el Estado).

Respecto a los eslóganes, decir que tampoco son ciertos, y si no que pregunten en Francia, Reino Unido, Alemania,…países poco desarrollados y modernos puesto que tienen muy pocas líneas de alta velocidad; o también podemos ver el desarrollo alcanzado por las estaciones de Guadalajara-Yebes (sigue siendo un erial) o de Calatayud, con la misma población en 2016 que en 2005.

 

Centrémonos en los argumentos de peso:

-La actual infraestructura está obsoleta. Es cierto y es necesario adecuarla con trazado más moderno, ancho de vía adecuado y plataforma de doble vía. De ahí al proyecto que inició el gobierno de UPN hay un  gran trecho. Hay alternativas mucho más baratas adecuando los actuales trazados, respetando las estaciones existentes y duplicando la vía; pero no se nos ofrecen alternativas: es lo que tenemos o el AVE.

 

-Se reducen los tiempos. Puede reducirse una media hora y depende más de la infraestructura entre Castejón y Zaragoza (100 km) que de la de Castejón a Pamplona (75 km). Si, además es un trayecto a Madrid y tiene que pasar por Zaragoza (50 km más que la vía actual por Cabañas de Ebro y Plasencia de Jalón), es posible que cueste incluso más tiempo.

 

-Lo paga el Estado. Esto no es del todo cierto. Adif, que es la empresa pública que administra las infraestructuras ferroviarias, cuando acomete una nueva obra, lo hace con transferencias de la Administración General del Estado que, en tanto que no es una competencia asumida por Navarra, pagamos vía aportación del Convenio. Así que pagamos si el AVE viene a Pamplona como si va a Cantabria o a Badajoz. Este es el argumento que nos debe servir para reclamar más inversiones en Navarra, pero no necesariamente ésta, pues lo mismo ocurre con la inversión en puertos y no por ello reclamamos un puerto en Bera.

 

Así pues, vistos los argumentos a favor, veamos algunos en contra.

-El primero ya lo hemos anunciado: no es necesaria. Lo que sí es imprescindible es diseñar un plan de desarrollo del transporte ferroviario en Navarra, para viajeros y mercancías; que vertebre nuestra comunidad. Como hemos dicho al principio, con los ejemplos de Guadalajara y Calatayud, tampoco crea riqueza. Los informes publicados concluyen que los efectos indirectos son irrelevantes tanto para la actividad industrial como para el turismo.

 

-Encarece el precio para el usuario. Comparando con otros trayectos donde se mantienen trenes de modelo Alvia o similar, el precio del AVE llega a ser un 40 por ciento superior. Lo cual nos lleva a que el modelo TAV supone una transferencia de rentas de la administración (de todos los ciudadanos) hacia los usuarios de la infraestructura que, al ser más cara, sería utilizada por las rentas más altas: redistribución de rentas en favor de los que más tienen.

 

-No es rentable ni económicamente, ni socialmente ni ecológicamente. No hay ningún estudio que avale la rentabilidad económica de esta infraestructura y sí que los hay (como el de Fedea) que demuestran lo contrario; es más, ni siquiera se cubrirían los costes variables. Varios profesores de la UPV han publicado recientemente un estudio sobre la Y vasca y concluyen que tampoco es rentable socialmente; si no lo es la Y vasca, menos lo será el corredor navarro, cuya utilización potencial es mucho más reducida. Las afecciones que conlleva una infraestructura del tamaño de la prevista son evidentes por su impacto en el paisaje, la fauna y el medio ambiente, con los efectos conocidos
de intrusión visual, ocupación de suelo, efecto barrera, ruido, etc. En el estudio sobre la Y vasca se concluye que el posible ahorro en emisiones de CO2 en la fase se explotación del servicio sólo compensaría las emisiones en la fase de construcción; la infraestructura no da lugar a reducciones netas de las emisiones ni de consumo de energía en el horizonte temporal de sesenta años.

 

Respecto al posible convenio entre administraciones para financiar la obra, reiterar lo dicho: ya pagamos vía aportación por el Convenio todos los AVE construidos en la parte que nos toca, ¿por qué debemos pagar aún más? El borrador actual no define el proyecto completo del corredor navarro y, además, establece un compromiso de pago máximo para el Estado, es decir, si el precio final se desvía del presupuestado lo pagaremos los navarros.

 

Para concluir, está claro que alguien ganará con este tipo de obras. Los de siempre: las grandes ingenierías y constructoras, los especuladores del suelo y los grandes proveedores de energía eléctrica. Los ciudadanos pagaremos no sólo la obra sino también su mantenimiento ya que su explotación no cubrirá los gastos variables, con lo que cada año habrá que subvencionar a Renfe: es el resultado de cambiar un servicio público por una oferta comercial.

 

 Artículo publicado en Diario de Noticias