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Cambiar el nombre a las calles del Barrio de Lourdes, por Sofía Pardo

El Ayuntamiento de Tudela fue pionero, en los primeros años de la actual democracia, en el cambio de nombres de calles dedicadas a militares de la dictadura y otros personajes significativos del franquismo. También en la eliminación de su fachada y de monumentos, de frases que vitoreaban al régimen golpista. Eran los primeros pasos de la actual etapa democrática, y las únicas voces en contra fueron las de los grupos de corte fascista, que mediante anónimos y pintadas amenazaban a las y los ediles que llevábamos a cabo dicho cambio.

 

Quedaron pendientes otras tareas de acometer al respecto. La sensibilidad de Batzarre con el tema motivó sendas iniciativas que, poco a poco, se fueron llevando a cabo incluso con gobiernos municipales de UPN: retirada de laureadas de diferentes escudos, cambios del nombre del estadio municipal, reconocimiento de la represión contra trabajadoras y trabajadores municipales republicanos en el llamado expurgo, y tras la aprobación de la Ley Foral de Memoria Histórica, homenaje al personal municipal, alcalde y ediles asesinados tras el golpe franquista.

 

Todavía quedaba, de acuerdo con dicha ley, 81 años después del golpe militar, la retirada de algunas placas con el yugo y las flechas, y los nombres de calles en el Barrio de Lourdes, dedicados a tudelanos caídos en el bando nacional. Buena parte de esos nombres ni siquiera habían cumplido el trámite legal de ir a pleno. En este tema no había sido posible hacer nada con el anterior gobierno municipal de UPN, a pesar de que con mayor o menor acierto nos abríamos a fórmulas diversas para intentar alcanzar algún acuerdo. Era un tema controvertido en la ciudad, tanto por el hecho de que en el Barrio de Lourdes vive mucha gente mayor, como por una errónea idea, bastante extendida, de que los nombres de los caídos en el bando nacional, por ser de tudelanos que en su mayoría eran simples combatientes, no representaban ni exaltaban al franquismo. Sin embargo, no se trata, en este caso, de juzgar a las personas a las que se dedicaron dichas calles, sino el hecho de que fueron nombres impuestos por el bando vencedor para honrar exclusivamente a sus combatientes y humillar a los vencidos.

 

La Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra AFFNA-36 presentó al Ayuntamiento de Tudela una propuesta para que el Barrio de Lourdes cambiase la denominación de dichas calles. Un miembro de la asociación mantuvo contactos con todos los grupos municipales y nadie se opuso. El cambio de nombres de calles de similares características ya lo hizo en su día el Ayuntamiento de Pamplona en el barrio de la Txantrea, bajo gobierno de UPN tras dictaminarlo los tribunales. La Ley Foral de Memoria Histórica 33/2013 encomendaba entre otras funciones a una comisión formada por técnicos, administración y asociaciones, la elaboración de un censo de símbolos franquistas. Dicho informe determinó que los 49 nombres del Barrio de Lourdes a los que aludimos son exaltación colectiva del franquismo y por ello recomendaba su retirada. Dicha recomendación fue asumida por el gobierno navarro, que publicó su decisión en el BON, con la consiguiente obligatoriedad de su cumplimiento. La obligatoriedad fue puesta en cuestión por PP y UPN.

 

Izquierda-Ezkerra tuvo claro que, por justicia, por reparación y por ética, y en cumplimiento de la legalidad, por su responsabilidad de gobierno, tenía que llevar a cabo el cambio de nombre de dichas calles junto con el resto de partidos gobernantes y, a ser posible, mejor por unanimidad de todo el ayuntamiento. También lo tuvieron claro los demás socios del equipo de gobierno municipal, PSN y Tudela Puede. CUP apoyó la propuesta, pero finalmente no lo hicieron UPN, PP y el concejal no adscrito.

 

El cambio de nombres ya está aprobado tras un proceso participativo que ha incluido entre otras actividades: asambleas con las y los vecinos afectados, recogida de propuestas de cambio a los nombres ofrecidos por el ayuntamiento, exposición pública en las oficinas de Atención Ciudadana municipales, pleno y debate público, explicación de la ordenanza municipal que se utilizará para subvencionar posibles gastos vecinales… Lo llamativo ha sido la bronca actitud mantenida por parte de las y los ediles de UPN y PP y del concejal no adscrito. Pusieron en duda la transparencia del gobierno municipal a pesar de todo el proceso participativo, así como la obligatoriedad legal de llevar a cabo el cambio de nombres, todo ellos apoyados por el concejal no adscrito.

 

¿Es ésta la posición de la dirección de UPN en Navarra? Si lo es, han cambiado las cosas desde que a comienzos de 2015, el propio UPN votase en el Parlamento navarro a favor de una declaración institucional de Izquierda-Ezkerra pidiendo avances en el cumplimiento de la Ley Foral de Memoria Histórica. En el propio Ayuntamiento de Tudela, UPN en anteriores legislaturas mantuvo una actitud positiva incluso cuando su voto era el de abstención, permitiendo que nuestras iniciativas saliesen adelante. No habíamos llegado a acuerdos sobre el Barrio de Lourdes, pero su actitud no era bronca. ¿Puede motivar su cambio el hecho de estar en la oposición? Sería triste una respuesta afirmativa porque un asunto tan hondo requiere ser abordado sin partidismos. La humillación y el sufrimiento de los familiares de las personas desaparecidas, torturadas, fusiladas, por los dictadores franquistas, dura ya ocho décadas. La actitud mantenida hace a UPN compañeros de viaje en Tudela, de un Partido Popular incapaz, tanto en Navarra como en el conjunto de España, de mirar de frente la represión tras el golpe de estado franquista contra un gobierno elegido democráticamente, un Partido Popular que no condena el franquismo ni repara la memoria de sus víctimas. Lamentablemente, el PP ha demostrado que aún tiene terreno por delante para cortar su cordón umbilical con el pasado de algunos de sus fundadores.

 

Había que hacer este cambio por justicia e incluso por humanidad. Entre los nombres que el franquismo puso en estas calles, hay algunos de represores, muchos de personas normales que por circunstancias de la vida combatieron en ese lado, e incluso el de algún republicano forzado a formar parte de un frente nacional donde encontró la muerte. Mientras tanto, muchos republicanos asesinados, yacen aún en las cunetas. Como dice Mario Benedetti, “los desaparecidos ven pasar árboles y pájaros e ignoran a qué sombra pertenecen”. Por eso, el cambio de esos nombres no juzga individualmente, sino que contribuye a reforzar la democracia, dignificando la memoria de los represaliados mediante la eliminación de un símbolo colectivo de ensalzamiento del franquismo. Es hora ya de actuar sin resentimiento, pero también sin sometimiento a un PP, y ahora en Tudela también UPN y concejal no adscrito, que han ignorado con su actitud el dolor sostenido durante tanto tiempo por las familias de quienes fueron despojados de bienes, trabajo, y en ocasiones de la vida de quienes amaban. Muchas familias no han podido aún ni siquiera encontrar los restos de sus familiares asesinados, situación recriminada al Gobierno español recientemente por el Grupo de Trabajo sobre desapariciones forzadas de la ONU, por haber desoído la mayor parte de las recomendaciones en 2013 y abandonar a “su suerte” a las víctimas de la dictadura, mientras han tenido que convivir con la humillación de contemplar durante largas décadas, incluso en la democracia, los símbolos que exaltaban a los golpistas y a la dictadura que quitó la vida a los suyos.

 

Para no terminar en la indiferencia como clamaba Saramago, para que el dolor no nos sea indiferente, como canta León Gieco, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Tudela hizo suya la propuesta de AFFNA-36. Las calles del Barrio de Lourdes tendrán nombres vinculados al agua, manantial de vida. Sin rencor, por justicia, y en cumplimiento de la ley.