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Chivite supera la investidura con la abstención de EH Bildu y reedita el Gobierno progresista en Navarra

Logra un segundo mandato, liderará un Ejecutivo de coalición de PSN, Geroa Bai y Contigo/Zurekin y será una de los tres únicos presidentes autonómicos socialistas tras el giro a la derecha tras el 28MA

 

A las 17.34 horas del festivo entre los festivos, el 15 de agosto, el presidente del Parlamento navarro, Unai Hualde, ha proclamado solemnemente que María Chivite Navascués (Cintruénigo, 1978) ha recibido los votos suficientes, más síes que noes, para ser investida para un segundo mandato como presidenta de la comunidad foral. Hualde ha ironizado que la jornada, en la tradición católica, es también conocida, “paradójicamente, como la asunción de María”. Tras una primera votación fallida este lunes, ya que el reglamento requiere de mayoría absoluta de entrada, este martes los 21 apoyos expresos de PSN, Geroa Bai (Socialverdes y PNV) y Contigo/Zurekin (Podemos, IU, Batzarre y otros) y la abstención de los nueve de EH Bildu han permitido configurar una mayoría alternativa a la de las derechas, que ganó con UPN las elecciones del 28 de mayo y que acumuló 20 escaños sumados los de PP y Vox. Tomará posesión oficialmente este jueves a las 11.30 horas coincidiendo con las sesiones constitucionales de las Cortes Generales.

 

La votación, como la de la jornada anterior, se ha realizado en urna y por orden alfabético. Muchos ni siquiera habían traído un bolígrafo y se lo han tenido que ir turnando. Ha empezado “Aguirre Oviedo, Jorge”, del PSN, y ha terminado “Zapatero Soria, Félix”, de UPN. Los aforados podían escribir su preferencia en euskera o en castellano. Significativamente, tres de las veinte papeletas del 'no' de UPN, PP y Vox eran en realidad un 'ez'. El lunes fueron hasta cuatro en euskera. Ahora, toca comunicar el nombramiento al jefe del Estado, el rey Felipe VI, a quien corresponde el formalismo de firmarlo. La última designación, la del popular Jorge Azcón en Aragón, fue despachada desde Palma de Mallorca, aunque ahora se ha desplazado a Paraguay.

 

Chivite ha llegado al Parlamento minutos antes de las 17.20, la hora fijada para la votación. Ha acudido acompañada por una gran delegación de su partido, desde consejeros a asesores pasando por miembros de las JSN y antiguos colaboradores. También ha asistido al momento parte de su familia. En la puerta, una pequeña manifestación protestaba contra la tala de árboles en plaza de la Cruz para la construcción de un aparcamiento. “¡Qué guapos vais pero luego taláis!”, gritaban al tiempo que criticaban a los periodistas a los que querían atraer para dar eco a sus reivindicaciones.

 

La sesión ha sido brevísima, de apenas un cuarto de hora. Tras la “asunción de María” anunciada por Hualde, la presidenta ha ido a saludar a las jefas de filas de sus partidos aliados, Geroa Bai y Contigo/Zurekin. Después ha atendido, por este orden, a UPN, PP y Vox. Finalmente, para el final ha quedado el saludo con Laura Aznal y Adolfo Araiz, los referentes de EH Bildu. Después, en declaraciones a los periodistas, ha señalado que acaba “una legislatura especialmente complicada”, en particular por la COVID-19, y ha agradecido la labor de su consejera de Salud, Santos Indurain, que dejará el cargo. Ahora toca “comenzar” un nuevo ciclo que será “continuista” pero con “grandes retos”. Ha destacado que arranca con “fortaleza” parlamentaria y también con “legitimidad” en las urnas. De hecho, ha recalcado que después de las forales el PSN logró un buen resultado también en las generales.

 

 

Baluarte progresista

 

En un mapa local que giró claramente a la derecha tras la primavera, Chivite se consolida en el panorama político español con una segunda legislatura en la que será una de los únicos tres socialistas al frente de Gobiernos autonómicos junto con el asturiano Adrián Barbón y el castellanomanchego Emiliano García Page, aunque el PSE-EE también forma parte del Gobierno vasco como socio minoritario de Iñigo Urkullu. Además, Navarra ofrece una imagen de liderazgo femenino al encadenar por vez primera en la historia autonómica de España cuatro mandatos continuados con una mujer al frente de la Presidencia (y de tres partidos diferentes). Inició el camino Yolanda Barcina de UPN de 2011 a 2015, siguió Uxue Barkos de 2015 a 2019 y ahora Chivite logra ser la primera en repetir. Solamente la Comunidad de Madrid ha estado más años regida por mujeres, todas del PP.

 

Con relación a 2019, Chivite ha recibido menos apoyos pero también menos rechazos, aunque el resultado ha sido el mismo en la práctica. Entonces tuvo 23 síes y 22 noes. EH Bildu jugó con la calculadora y le dio las abstenciones justas para que saliera adelante su presidencia. Ni una más. Ahora, cuatro años después, la coalición abertzale ha exhibido una imagen de “responsabilidad” y nunca ha amagado con dividir su voto e incluso verbalizó que podía dar su voto expreso a Chivite si las negociaciones entre el PSN y Geroa Bai, que fueron “a cara de perro”, no terminaban de cristalizar y se acercaba el abismo de la repetición electoral. Que la investidura haya sido en una fecha tan particular como un 15 de agosto se explica porque el 28 se agota el plazo legal para conformar Gobierno y se activaría automáticamente una repetición electoral de ámbito foral.

 

EH Bildu ha reclamado al PSN que le permita ser un socio más estable y visible en esta segunda legislatura desde la constatación de que son decisivos para la reedición de un Ejecutivo progresista. También han pedido que los socialistas se replanteen el veto a este tipo de mayorías alternativas a UPN y el resto de formaciones de la derecha en el ámbito municipal, lo que llevó a que EH Bildu no lidere el Ayuntamiento de Pamplona, por ejemplo. Aunque en privado el PSN admite que mantiene una buena sintonía con la coalición soberanista -mejor incluso que con Geroa Bai, que está dentro del Gobierno- y aunque una legislatura con EH Bildu como socio presupuestario y la mayoría de leyes y votaciones parlamentarias no les penalizó ni mucho menos en las urnas, ni el 28M ni el 23J, los de Chivite prefieren guardar ciertas distancias. “Hablaremos de muchas cosas y acordaremos muchas cosas, pero otras, pues no”, se empeñó en subrayar el portavoz socialista en Navarra, Ramón Alzórriz. Geroa Bai y Contigo/Zurekin, los otros socios de Gobierno, emplazaron al PSN a que rompa con “clichés” y sume de un modo más activo a los abertzales a la gobernabilidad. De nuevo, en privado, el entorno de Chivite admite que es todo más fácil ahora que Sánchez requiere no solamente de abstenciones de EH Bildu en el Congreso sino de su participación activa en la mayoría parlamentaria.

Chivite liderará un tripartito con una vicepresidencia para cada uno de los socios. Félix Taberna, ex de IU, columnista de elDiario.es y en la primera legislatura asesor de Chivite, será el vicepresidente primero a propuesta del PSN, Ana Ollo será la segunda a propuesta de Geroa Bai y Begoña Alfaro, la líder de Podemos, la tercera en nombre de Contigo/Zurekin. El acuerdo implica una reasignación de áreas. Tras las tensas negociaciones con la marca de PNV y Socialverdes, esta coalición ha ganado Salud y ha perdido Turismo y Vivienda. Ello le hará gestionar cuatro veces más presupuesto pero no ha orillado la polémica sobre Vivienda. Geroa Bai y el PNV han criticado la normativa estatal con dureza e incluso han planteado un recurso de inconstitucionalidad del Gobierno vasco. En Navarra, en el documento de 58 folios que es la guía de la nueva legislatura, han aceptado su “aplicación” pero las competencias las liderará Contigo/Zurekin. Esta confluencia de izquierdas dejó claro que lo prudente es que Vivienda fuera dirigida por quien sí cree en este nuevo marco estatal. De las trece carteras, los socialistas tendrán ocho más las presidencia, Geroa Bai cuatro y Contigo/Zurekin una.

 

Las negociaciones han permitido también a Geroa Bai situar al presidente del PNV navarro, Unai Hualde, como presidente del Parlamento por segunda legislatura. Y podrán designar a la única senadora de designación autonómica que envía Navarra. La elegida es la gran referencia de Geroa Bai, la expresidenta Uxue Barkos, que abre la puerta a una renovación de un proyecto que llegó a presidir Navarra hace dos legislaturas pero que desde entonces camina a la baja en las urnas y muy dependiente del empuje de la propia Barkos. Pablo Azcona, procedente igualmente de Socialverdes, se perfila como la nueva cara y voz en la Cámara.

 

En el flanco derecho, Javier Esparza encadena tres legislaturas como ganador de las elecciones pero sin capacidad real para gobernar la haber dinamitado los puentes más allá de la derecha. UPN insiste dialécticamente en que los escaños de regionalistas y PSN son más que los del actual gabinete y que darían mayoría absoluta, pero los socialistas ya no son los de décadas pasadas y han verbalizado con rotundidad su apuesta por mirar a la izquierda. Esparza criticó que se apoya en “escaños manchados de sangre”, en referencia a los de EH Bildu, y Chivite recalcó desde la tribuna que mantiene su compromiso con la condena del pasado de terrorismo de ETA. Vox se ha estrenado esta legislatura con dos escaños en Navarra y ya ha exhibido su deseo de colar en el debate público sus mantras contra la violencia de género, el euskera o el cambio climático.

 

En la primera sesión de investidura, Chivite quiso mostrar un programa de marcado acento social, aunque también planteó una reforma de la Lorafna, que es el equivalente al Estatuto navarro. Matizó después que lo hará sin romper el marco constitucional ante las ofertas de EH Bildu de profundizar en una agenda más soberanista y las alarmas rojas encendidas desde la bancada de UPN. El papel del euskera sí separa claramente al PSN de Geroa Bai, pero la presidenta -que apenas leyó y con dificultades una frase en lengua vasca en tres cuartos de hora de presentación de su proyecto- cerró la puerta a acabar con la “zonificación” que hace que el euskera solamente sea cooficial en parte de la comunidad foral. También ha desaparecido del debate público el futuro del AVE y su conexión con la Y vasca. Aquí el revuelo es mayor porque mientras se estudia si es más viable la opción de Vitoria a Pamplona o la de Ezkio/Itsaso, en Gipuzkoa, los mismos partidos defienden una cosa y la contraria en función de la ciudad en que se pregunte. Sobre el arranque de la nueva legislatura, sobrevolará el futuro de la electrificación de Volkswagen, el gran motor industrial de Navarra.

 

Chivite sostiene que la comunidad foral ofrece los mejores indicadores de calidad de vida de España -aunque su vecino de Álava, Ramiro González, se promociona con los mismos argumentos- pero admite que hay que trabajar para atajar las desigualdades que emergen en la microeconomía y para blindar derechos de las mujeres, de los migrantes o del colectivo LGTBI puestos en cuestión en otras latitudes. En estas semanas se ha posicionado como un “baluarte” progresista en un contexto de “emergencia democrática” en España.

 

Noticia aparecida en elDiario.es