Batzarre, transexualidad y sujeto del feminismo

El feminismo, como casi todos los movimientos sociales, se ha visto afectado por la crisis sanitaria provocada por el COVID 19; vivimos un retroceso en la movilización social, pero los debates y las históricas discrepancias dentro del feminismo, mantienen su fuerza y visibilidad.

Uno de los debates que se ha reavivado es el relativo al sujeto del feminismo, más concretamente en la inclusión de personas transexuales. A partir de la presentación por el Grupo Parlamentario Confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea en 2018 de la Proposición de Ley sobre la protección jurídica de las personas trans y el derecho a la libre determinación de la identidad sexual y expresión de género, la llamada “ley trans”, el concepto político “mujer” ha vuelto al centro del debate feminista.
En estos momentos, abril del 2021, la discusión parlamentaria se realiza sobre un borrador presentado por los Grupos Parlamentarios Republicano y Plural (ERC junto a Más País-Equo, JxC, CUP…) muy similar al borrador propuesto por el ministerio de Igualdad en febrero de este mismo año. Este movimiento político se debe a un intento de desbloquear la situación y presionar al Gobierno (conformado por PSOE y Unidas Podemos) para que alcancen un consenso sobre la ley para poder aprobarla en el Congreso de los Diputados y Diputadas. Sin olvidar que esta iniciativa viene alimentada, obviamente, por el empuje de los colectivos de personas transexuales, que desde el activismo social reclaman que el gobierno de coalición se encuentre, salga de este escollo y sea viable legislar atendiendo a las demandas de dicho colectivo.

En el borrador objeto de discusión, queremos describir las tres propuestas que, a nuestro entender, han suscitado mayores polémicas en las discusiones parlamentarias.

  • Para cambiar el sexo que se asigna al nacer en el registro se elimina el requisito de presentar el diagnóstico médico o psicológico de disforia de género -o trastorno de identidad de género- y el tratamiento hormonal obligatorio por dos años. Esto implica que la transexualidad se despatologiza y no conlleva obligatoriamente cambios en el cuerpo.
  • No se exige la mayoría de edad, es decir, los menores de edad también pueden solicitar el reconocimiento de su identidad de género.
  • Se reconoce a las personas binarias, que pueden registrarse como hombre, mujer, no binaria o dejar en blanco la respuesta.

Esta discusión parlamentaria es un reflejo de la discusión que se vive dentro del movimiento feminista.
Más allá de la norma, y los consensos a los que haya que llegar respecto a aspectos polémicos, el debate fundamental que existe dentro del feminismo es el relacionado con la libre determinación de género (cambiar tu nombre y, sobre todo, el sexo que se asignó al nacer simplemente expresando la voluntad de hacerlo)
Esto es visto por una parte del feminismo como algo que atenta contra las mujeres (entendidas como aquellas nacidas con órganos sexuales femeninos), que las invisibiliza y echa por tierra los avances en materia de igualdad alcanzados.

Desde Batzarre, somos conscientes de la complejidad del debate y de la multitud de matices; no es nuestra pretensión entrar al debate de la norma, pero sí a las posturas feministas relativas a las personas transexuales como parte del feminismo que defendemos y en el que nos situamos.
Tampoco creemos en las posiciones cerradas, pero sí en unos postulados compartidos desde los cuales poder ir articulando reflexiones feministas más complejas.

Con estas premisas Batzarre, ante la sucesión de acontecimientos dentro del feminismo en lo relativo a las personas transexuales, la reflexión conjunta que realiza es la siguiente:

  • Reconocimiento de la diversidad del colectivo transexual; no existe una única manera de vivirlo, ni afrontarlo, ni hay decisiones únicas que valgan al conjunto. Desde esta premisa, apoyo y reconocimiento a las personas transexuales decidan operarse o no, hormonarse o no, cambiarse de nombre o no etc Aceptando la pluralidad y diversidad de maneras de vivir y expresar lo trans.
  • Mostramos nuestra satisfacción por la tramitación de la ley, escuchando a colectivos, personas expertas…. para poder mejorarla en aquello que se considere y llegar a consensos lo más amplios posibles. Cualquier reconocimiento de derechos debe ser considerado como un avance.
  • Respaldamos cualquier iniciativa que avance en derechos y más si hablamos de minorías como es el caso de las personas transexuales que históricamente han visto cómo esos derechos eran vulnerados tanto en el ámbito sanitario, como educativo, laboral, social, económico y político. Entendemos que es un colectivo vulnerable al que hay que prestar especial protección por las dificultades a las que se enfrentan, especialmente los y las menores, con altas probabilidades de sufrir violencias.
  • Consideramos imprescindible la libre determinación de género ya que supone despatologizar al colectivo transexual, fundamental para normalizar y dejar de considerar que padecen una enfermedad.
  • No somos proclives a los debates basados en el binomio hombre-mujer como categorías inamovibles y excluyentes, apostando decididamente por un sujeto del feminismo amplio e inclusivo.
  • Consideramos que la categoría mujer tiene articulación política, y que esa categoría no depende en exclusiva de la genitalidad con la que nacemos.
  • Defendemos que el colectivo transexual siempre ha estado presente en el movimiento feminista participando y enriqueciéndolo y reconocemos sus aportaciones tanto en el activismo social como en los debates.

Por último desde Batzarre animamos a crear espacios de diálogo y debate sosegado para ir acercando posturas o construir vías intermedias; creemos en los argumentos y las discusiones libres, pero nos alejamos de los tonos insultantes o menospreciantes, que a veces se utilizan, amparados en el anonimato de las redes sociales. Denunciaremos siempre las discusiones en las que no se respeten unos mínimos de educación, respeto y reconocimiento del otro u otra.
Batzarre, por todo ello, se enmarca dentro de un feminismo diverso e inclusivo, que amplíe el significado de “mujer” y las maneras de vivirlo, sin tener que encajar obligatoriamente dentro de unos modelos pre-establecidos.