Gobierno de España

GOBIERNO DE ESPAÑA

  • Desde Batzarre fuimos críticos con el “no acuerdo” entre PSOE y Unidas Podemos tras las elecciones generales del 28 de Abril de 2019. La suma de los resultados de ambos partidos (PSOE-123 + UP-42 diputados/as) ofrecía una base sólida en la búsqueda de las alianzas idóneas para formar Gobierno progresista y de izquierdas. Más allá de las responsabilidades de cada cual en el desenlace final, el desánimo, la impotencia y la frustración en el conjunto del electorado de izquierdas se dejó sentir con fuerza y afectó negativamente a ambas formaciones políticas.
  • El PSOE hizo un cálculo equivocado convocando unas nuevas elecciones el 10 de Noviembre de 2019. Pensó que el avance electoral en las elecciones generales de abril del 2019 y la demostración de fuerza en las municipales y autonómicas de mayo le permitirían hacerse con una mayoría suficiente para disponer de un Gobierno monocolor con un nuevo pulso electoral. El resultado fue un retroceso del conjunto de las izquierdas no nacionalistas (PSOE -3, Podemos -7 y Más País-Compromís +2) lo que llevó a Sánchez a aplicar inmediatamente el “plan B” que, después de múltiples equilibrios y momentos de incertidumbre, trajo como consecuencia la constitución del actual Gobierno.
  • Ya desde sus orígenes (7 de Enero de 2020) el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos nacía con recursos muy ajustados (167 parlamentarios/as a favor y 165 en contra), unas dependencias muy grandes y unos complicados equilibrios, tanto en el interior de la coalición con en sus relaciones con los partidos que facilitaron su investidura.
  • Pero más allá de esta fragilidad de origen, se generó una expectativa ilusionante en amplios sectores de izquierda. Batzarre apoyó el Gobierno de izquierdas y progresista desde el momento de su constitución. Parecía llegada la hora de revertir los recortes que habían empobrecido a la población a lo largo de más de una década, de atender a las gentes más desfavorecidas y lograr avances en el ámbito social, feminista y ecologista. El programa de Gobierno acordado apuntaba en buena dirección y se dieron unos primeros pasos esperanzadores (subida de las pensiones en base al IPC, incremento del Salario Mínimo hasta 950 euros, acordados con CCOO, UGT, CEOE y CEPYME)
  • Desde el primer momento, los partidos de la derecha y todo su poderoso arsenal mediático arremetieron contra el nuevo Gobierno. Con una amplia batería de descalificaciones, han hecho todo lo posible por cuestionarlo, desacreditarlo, llegando incluso a considerarlo ilegítimo.
  • La grave crisis económica y social derivada del Covid-19 recoloca bruscamente el escenario político y obliga al Gobierno a replantearse urgentemente las prioridades. El enorme reto que supone afrontar los efectos de la pandemia sobre la base de los recortes sociales en todos los ámbitos heredados por el Gobierno del PP, es un hándicap de enorme envergadura para dar una salida a la emergencia sanitaria, social y económica en la que nos vemos inmersos.
  • Bajo el eslogan de “nadie se quede atrás”, el equipo de Gobierno ha hecho frente a la situación tomando algunas medidas que apuntan en la buena dirección tales como el Ingreso Mínimo Vital, los ERTEs y ayudas a autónomos-as, empleadas de hogar etc. Con todo ello viene construyendo el llamado “escudo social” que pretende amortiguar parcialmente, al menos en esta fase inicial, los efectos devastadores de la catástrofe. Pese a las contradicciones e insuficiencias mostradas a lo largo de estos meses, son logros que valoramos positivamente desde Batzarre. Esta valoración no impide nuestra critica a determinadas decisiones tales como la negativa a la regularización de los y las emigrantes residentes en España, la renuncia final a establecer un impuesto especial a las grandes fortunas, las resistencias a derogar la Reforma Laboral y la “ley mordaza” …
  • En este contexto, arrecia la embestida de la derecha con especial virulencia, que ante una crisis de semejante calado, encuentra las condiciones idóneas para generar la “tormenta perfecta”. En el periodo del confinamiento, lejos de ofrecer la más minina colaboración, se ha empeñado en que todo fuera a peor, trabajando denodadamente para provocar la caída de un ejecutivo que denomina despectivamente “socio-comunista”. Fracasado el intento en esta primera fase y a la vista de los sondeos de opinión (en las que un 80% de la población reclama un acuerdo para la reconstrucción) y las presiones de la patronal y los grandes poderes financieros, abre un nuevo ciclo con algunos puentes de comunicación y acuerdos parciales sosteniendo las bases de una crítica frontal y el empeño por desgastar al Gobierno, al tiempo que busca poner los condicionantes necesarios para ajustar a la baja las propuestas sociales. En esta dirección cabe interpretar la sustitución de la portavoz del Congreso Cayetena Álvarez de Toledo
  • Con todo, la magnitud de la catástrofe que se nos viene encima, no evitará que con unas previsiones que anuncian un paro por encima del 20%, aumenten las bolsas de pobreza, crezca la exclusión social, se extienda el trabajo precario, se agrave la insostenible situación de la inmigración, crezca la pobreza infantil y se acentúe la carencia de viviendas para las gentes más necesitadas,… En definitiva, podemos vaticinar que el deterioro social alcanzará cuotas de una magnitud tal que sobrepasarán a las posibilidades del Gobierno por bienintencionado que esté y la extensión de la pobreza, la exclusión y la precariedad será una realidad imposible de ocultar bajo la alfombra de algunos logros parciales y un buen número de promesas y deseos.
  • En cualquier caso, el apoyo a la acción gubernamental y legislativa de fuerzas de las izquierdas, deberá ir acompañada de la reivindicación, organización, movilización y denuncia de los colectivos culturales, sociales, políticos y sindicales. De toda la sociedad civil presta a hacer frente a la brecha social y las desigualdades generadas por los efectos perversos de la crisis. El diálogo y la comunicación entre los colectivos sociales y las instancias del Gobierno será necesario y habrá de ser fluido, pero no será suficiente y no podremos confiar exclusivamente en ello. No cabe la pasividad y la espera de que todo nos venga desde arriba, porque no va a ser así. El papel y el activismo de las gentes sensibles y solidarias y la fuerza que se consiga en los espacios mediáticos y en la propia calle serán factores determinantes para la obtención de resultados reales.
  • Hemos asistido también a la publicación de la bochornosa conducta del Borbón emérito, cobrando comisiones y evitando impuestos. Conducta que, por lo visto, «el resto de su familia desconocía». Somos gentes republicanas que aspiramos a una forma de Estado donde nadie en política tenga un puesto dirigente por ser hijo de su padre. Si queremos conseguirlo no nos podemos conformar con seguir exigiéndolo sólo desde los partidos y colectivos de izquierda. Por el contrario, hemos de tener en cuenta que hay gentes conservadoras que también consideran un anacronismo antidemocrático la monarquía. Tenemos por lo tanto el reto de impulsar un frente amplio y diverso, para en un futuro lograr una forma de Gobierno republicana.